miércoles, 7 de mayo de 2008

Tarde

La otra noche estuve en un evento, y pasó lo que pasa en todos los eventos:
Saludé a gente que no tenía ganas de saludar y no saludé a quienes si quería.
Justo cuando estaba comiendo, parado y con una copa en una mano y el plato en otra, fue cuando más gente me saludó.
Dije “Ni en pedo agarro el anuario” y terminé sosteniéndolo hasta el final, inclusive mientras comía.
A partir de la tercera copa, el barman me miraba con cara de “Te serví 3 copas ya…”
A partir de la quinta, no recuerdo la cara del barman.
De ahí en adelante, no recuerdo si el barman tenía cara.
Mientras hablaba con alguien, algún conocido me saludaba desde lejos y en lugar de escuchar, pensaba “¿De dónde lo conozco?”
Me regalaron cosas que nunca voy a usar en mi vida, pero igual me las llevé a mi casa, el anuario incluido.
Me dieron muchísimas tarjetas con nombres de personas a las que no voy a llamar en mi vida.
No di ninguna tarjeta mía, para evitar que la tenga gente que no va a llamarme jamás en la vida.

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