viernes, 2 de noviembre de 2007

Pescado

El fin de semana pasado fui a pescar. Tiré la línea en la orilla del mar y en eso noté que la caña empezó a moverse. Me puse a recoger enseguida, parecía bastante pesado lo que traía. Estuve un buen rato haciendo fuerza, hasta que finalmente apareció mi presa: Una sirena. Si, pesqué una sirena. La levanté con cuidado, le saqué el anzuelo de la boca, traté de reanimarla con mucha respiración boca a boca (estaba muy buena), hasta que volvió en sí. “¿Hacía falta engancharme con el anzuelo para traerme, pedazo de boludo? Mirá cómo me dejaste la cara… Justo iba a posar para el Almanaque de Pescadores…” me dijo antes de ir a maquillarse.

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