jueves, 6 de septiembre de 2007

Cuidado

Un día caminaba muy tranquilo por la vereda y de repente vi que venía un chabón caminando justo en mi misma dirección. Hice lo de siempre: amagué ir para un lado. Sólo que él amagó ir para el mismo. Amagué para el otro y él hizo lo mismo. Y así estuvimos un rato, viendo para qué lado iba cada uno. Hasta que chocamos de frente. Terminamos en el hospital, enyesadísimos. Estábamos en la misma habitación. En un momento fuimos al baño al mismo tiempo: volvimos a chocar. Estuvimos como un año enyesados, y nos hicimos muy amigos. Pero nunca más caminamos juntos.

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